El feminismo, como teoría crítica que analiza la sociedad, ha contribuido al progreso social y político poniendo sobre la mesa la discriminación que venía sufriendo la mitad de la población, es decir, las mujeres. Los poderes públicos, como entes que deben promover condiciones para el progreso social y económico, deben recoger las demandas del movimiento de mujeres y proponer soluciones a las desigualdades que vienen atravesando nuestra sociedad.